Historia de nuestra Comunidad

Historia de nuestra comunidad

En 1712 un grupo de Hermanas capuchinas que venía de España a fundar en Lima, Perú, al pasar por Buenos Aires, llamaron la atención a los habitantes de estas tierras, porque no conocían la vida religiosa femenina, además de dejarles la inquietud de tener también aquí esa forma de vida. Desde Perú esas hermanas fundaron en Chile, y desde Santiago de Chile vinieron a fundar a Buenos Aires en 1749.

Fueron cinco las hermanas fundadoras: Hna. Agustina (Madre Abadesa), Hna.  Josefa Victoria (Vicaria y maestra de jóvenes), Hna. serafina (Portera), Hna. Manuela (Portera, secretaria, encargada del coro) y Hna. Micaela (Maestra de novicias). A ellas se les agregaron tres jóvenes chilenas: Hna. María Rosa de 24 años, Hna. María Francisca de 16 años y Hna. María Ignacia de 25 años; quienes recibieron el hábito religioso en el primer hospicio de campo donde se detuvieron.

Las acompañaba el Padre José Lecaroz y Ovalle, nacido en chile en 1694 y que desde 1732 desempeñó el curato de la Catedral de Santiago.

Fue un largo y penoso viaje de tres meses el que realizaron, partiendo de Chile, el 26 de febrero de 1749, en carretera de bueyes, y al llegar a la cordillera de los Andes, la cruzaron a lomo de mula.

El itinerario fue por el Paso de Uspallata, recorriendo desde Chile a Mendoza una distancia de 100 leguas. Desde ésta a Buenos Aires, pasando por Córdoba, hicieron 264 leguas en carreta de bueyes y tardaron 22 días en llegar a Buenos Aires.

En los últimos días del mes de mayo llegaron a las fronteras de la Ciudad de Buenos Aires, alojándose en una chacra de los hermanos franciscanos, desde donde enviaron aviso al gobernador y al cabildo eclesiástico.

La solemne entrada fue el 31 de mayo a las 3 de la tarde. Se dirigieron desde la chacra hasta la catedral. Allí fueron recibidas por el gobernador, el venerable cabildo, todo el clero de la ciudad, órdenes religiosas y todos los vecinos que las estaban esperando. Llegaron e hicieron oración ante el Santísimo Sacramento y cantaron el Te Deum. Después fueron conducidas procesionalmente a pié y con gran solemnidad por toda la comitiva y pueblo al hospedaje que se les preparó provisoriamente en la casa de Don Salvador del Castillo, mientras se concluía la construcción en la Iglesia de San Nicolás.

Se les había donado esta Iglesia de San Nicolás de Bari, que estaba sobre la Av. 9 de Julio (actual obelisco de Buenos Aires). Pero al poco tiempo de estar allí, las hermanas se dieron cuenta de que el lugar no era adecuado para un monasterio, porque esta Iglesia tenía 8 cuartitos que había mandado a edificar Acassuso para dárselas a unas mujeres o Beatas que querían llevar una vida recogida pero sin realizar votos solemnes. El problema principal fue que no había forma de conectar estos cuartos con la Iglesia.

Por lo tanto al poco tiempo de estar en este lugar, en 1752 la abadesa comienza a enviar cartas al Rey, hablándole de los inconvenientes que tenían.

Entonces se logra que otro vecino de Buenos Aires, done la Iglesia de San Juan Bautista, Iglesia que originariamente se había creado para los Indios. Pero en Buenos Aires no había una comunidad indígena establecida, solamente había algún indio que venía a trabajar por el día; prácticamente no iban a esta Iglesia.

Así se realiza una permuta y las hermanas pasan de la Iglesia de San Nicolás de Bari a la de San Juan Bautista. Comienza entonces la construcción de lo elemental para que pudieran vivir allí. En 1756 realizan la mudanza, tomando como nombre del Monasterio “Nuestra Señora del Pilar y Zaragosa”; ubicado en las calles Alsina y Piedras.

Pasados unos cuantos años, las hermanas comienzan a notar algunas situaciones por las cuales deciden trasladar el Monasterio al Partido de Moreno. Para ello comenzaron las obras de la construcción en unos terrenos baldíos de dicho Partido, colocándose la piedra fundamental el 31 de mayo de 1978. La Madre abadesa en ese momento era Inmaculada Francés, quien fue enviada por la Federación de Cantabria, desde España en 1971, para ayudar a la comunidad, regresando a su monasterio de origen en 1988. Junto con ella vinieron: la Hna. Milagros Zárate y la Hna. Consolación Peña, que también ellas han vuelto a sus monasterios de origen.

La mudanza al nuevo monasterio de Moreno tuvo lugar el 25 de marzo de 1982; con la presencia del Obispo de ese entonces, Monseñor Justo Oscar Laguna, con el clero del lugar, religiosos, vecinos, y todo el pueblo que nos acogió con mucha alegría.

Por cierto estancamiento en las obras de la construcción, tuvimos que mudarnos sin haber sido terminado el monasterio, trabajando a la par de los albañiles, y con mucho esfuerzo se logró concluir la obra. Mientras la capilla se iba construyendo, rezábamos la Misa en el Locutorio grande (lugar donde recibimos a las visitas), hasta que se consagró el templo el 25 de noviembre de 1983.

Esta es nuestra pequeña historia en la Gran Historia de la Salvación.

En alabanza de Cristo

Amén